La respuesta (Tic, tac,…) debe ser rápida.

“Tic, tac, Travel Club” fue una acción de Facebook que pusimos en marcha hace unos cuántos días. Anunciábamos que durante unas horas otorgaríamos pequeños premios con una cierta frecuencia y algunos incentivos más sustanciosos del catálogo a lo largo de una jornada. Se trataba de un test de alcance limitado para animar la cosa y probar mecanismos de captación de seguidores.

El desbordante número de participantes y participaciones en las pocas horas en que el juego estuvo activo (muchos comentaron que apenas habían parado a comer para seguir haciendo intentos de forma ininterrumpida), unido a algunos problemas en la red ajenos a la “voluntad de los organizadores”, produjeron una oleada de descontento que era obviamente justo lo contrario de lo que pretendíamos.

Pero ahí estaba el problema, incrementado por la viralidad y la libertad de expresión absoluta que el medio proporciona. Así que tomamos una decisión inmediata: Daríamos algunos puntos de regalo a todos los participantes (una pequeña compensación en relación a los premios en juego, claro está). La respuesta fue sorprendente.

El caudal de críticas y malestar generado no sólo se detuvo, sino que la ola cambió de dirección y se movió a nuestro favor de forma espectacular. Lo demostraron los comentarios y “me gusta”, que fueron mucho más numerosos que los previstos en un funcionamiento “normal”, y sobre todo recibimos su agradecimiento individual y unánime de forma explícita.

Nos equivocamos rápido, nos equivocamos relativamente barato, corregimos deprisa, recogimos el fruto y aprendimos mucho. La próxima vez intentaremos planificar nuestros errores, pero, si no se puede, de todas formas la respuesta debe ser rápida

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